lunes, 10 de diciembre de 2012

Textos cátaros. La Cena Secreta. 4



Después de lo cual Satanás tuvo el designio de hacer un hombre para que éste fuera su esclavo. Tomó limo de la tierra y lo creó a su semejanza.
Luego, mandó al ángel del segundo cielo entrar en ese cuerpo de barro.

Después hizo otro cuerpo en forma de mujer; y en ese cuerpo de mujer hizo entrar al ángel del tercer cielo.

Los ángeles lloraron mucho cuando vieron que estaban revestidos de envoltura mortal y que ahora existían bajo forma diferente.


Y Satanás les conminó a hacer el acto de la carne en estos cuerpos de barro, pero ellos no sabían hacer pecado.

Entonces el creador del pecado y de los males venideros, empleando toda su malicia, procedió de la siguiente manera: Plantó un Paraíso, en el interior del cual puso a los hombres.
Y él entró en el Paraíso y habló con ellos.
Les dijo:
"Comed de todo fruto que se encuentra en el Paraíso, pero guardaos bien de comer de la fruta de la ciencia del Bien y del mal."


Entonces el Diablo plantó un junco en medio del Paraíso; después, con un poco de saliva creó una serpiente, a la que ordenó habitar en el junco.

Es así como el Diablo disimuló su astucia y su falacia y su mala intención, a fin que ellos no conocieran su trampa y no vieran que les engañaba.


Después el Diablo se introdujo en el cuerpo de la mala serpiente y en seguida salió del junco bajo la apariencia de la serpiente y sedujo al ángel que tenía forma de mujer, y vertió sobre su cabeza la concupiscencia del pecado.
Y la concupiscencia de Eva era como un horno ardiente.
Y él cumplió su concupiscencia con Eva sirviéndose de la cola de la serpiente.

Es por eso por lo que los hombres son llamados hijos del Diablo e hijos de la serpiente, ya que sirven a la concupiscencia del Diablo, su padre, y la servirán hasta la consumación de este siglo.

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