domingo, 7 de agosto de 2011

El camino del desasimiento


El mensaje del catarismo fue recogido por el misticismo. La ortodoxia católica siempre receló de los místicos. De su comunicación directa con el Espíritu. De su “conocimiento”. Las visiones y éxtasis de los místicos son la vía de conocimiento propia de la enseñanza cátara.


Sólo unos pocos, muy pocos, alcanzan ese nivel de desasimiento de lo material que da acceso a la visión de lo inmaterial. Pero ése es el camino. Ésa es la búsqueda.


El mensaje de los místicos ha sido olvidado. Atendemos ya sólo a la belleza de las palabras que dejaron escritas, a la hermosa musicalidad de su poesía, pero esos poemas rayanos en la perfección son sólo el medio. Atendemos a la rima y desatendemos el mensaje. El más alto mensaje que se nos ha dado nunca.


Juan de la Cruz – Juan de Yepes en el mundo –, carmelita como Teresa, se expresó en su poesía en términos similares a los de la monja andariega. Ambos, Teresa y Juan, recorrieron el mismo camino de acercamiento a Dios, el mismo camino de conocimiento. Ambos supieron que la muerte era la vida, y la aguardaron con idéntica impaciencia:


"Estábame en mí muriendo,
y en Ti sólo respiraba,
en mí por Ti me moría,
y por Ti resucitaba,
que la memoria de Ti
daba vida y la quitaba".

(Juan de la Cruz)


El camino recorrido por los místicos es el proceso de recuperación de la memoria de la Luz y al mismo tiempo de desasimiento de las Sombras. El recuerdo de la Luz supone el progresivo olvido de este mundo, el olvido de la materia. La Luz lo va llenando todo, y todo lo demás deja de importar:


"Mi alma está desasida
de toda cosa criada,
y sobre sí levantada,
y en una sabrosa vida
sólo en su Dios arrimada".

(Juan de la Cruz)

 

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